La “Plaza de la Virgen de la Paz”
se rotula así por una capilla que hubo en el lugar donde el “mustasaf” regulaba
con su tribunal la pureza y dignidad del comercio. Es por eso por lo que es su
lugar hoy podemos ver un retablo cerámico adosado a la fachada de la iglesia de
Santa Catalina recayente a la plaza de Lope de Vega que representa a esta
advocación mariana. Este fue hecho por los viajeros de la Serranía ya que esta
es la patrona de Villar del Arzobispo y así podían rezar y celebrar su imagen.
Con accesos desde Tapinería, Martín Mengod y Lope de Vega, se llamó durante
mucho tiempo “del Pozo de San Lorenzo” pues a este santo se le consideró
valenciano durante un cierto tiempo y tuvo una fuente hoy tapiada donde habría nacido. En su entorno
proliferaron las famosas platerías que dieron nombre al barrio.