10 de septiembre de 2016

La "plaza de Lope de Vega" centra bulliciosa el recuerdo de Valencia al "Fénix de los Ingenios".


La “plaza de Lope de Vega” tuvo un rótulo cerámico muy bello que hoy se encuentra desubicado de su lugar, los arcos hoy cegados de la logia de la iglesia de Santa Catalina. Con accesos desde las calles de la Sombrerería, del Trench, de Martín Mengod y de la Virgen de la Paz, es presidida por la puerta barroca de la fachada principal de dicha iglesia y su gran ventanal circular. Este era el lugar, la “llotgeta del mustasaf”, donde el más poderoso de los funcionarios medievales, el almotacén o musstassaf, establecía sus sesiones para hacer justicia, entre otros, en los litigios sobre pesos y medidas y en la comprobación de la calidad de los huevos que se vendían. Recuerdo de aquello nos queda la argolla y el soporte pétreo en la parte superior de dicha ventana donde colocaba su bandera en los días de sesión. Y para aquellos que osaran vulnerar la justicia del comercio se establecía un podio de piedra en una esquina de la calle Derechos recayente a la plaza del Doctor Collado donde eran expuestos a la humillación pública.


Se llamó en tiempos de “les Herbes”, “de la peixcatería” y “dels caps” pues hubo puestos donde se vendían desperdicios de reses ovinas. Así, platerías, librerías de lance e, incluso, la fachada de la autodenominada como casa más estrecha de España emergen en una plaza bulliciosa, repleta de turistas y aledaña de una plaza redonda castiza y entrañable. En 1917 se renombró a esta plaza dedicándola al literato Félix Lope de Vega, el conocido como “Fénix de los Ingenios”, que ya tuvo una calle en el barrio de pescadores cerca de la calle de las Barcas. Su vinculación con nuestra ciudad fue intensa y, sin ir más lejos, cumplió en 1589 su destierro aquí, escribió la comedia “Los locos de Valencia”, se bautizó en la iglesia de San Esteban a su hija Teodora y su esposa Isabel fue enterrada junto a la pila bautismal de San Vicente Ferrer.