La “Plaza de Santa Catalina”
tiene entradas desde San Vicente Mártir, Paz, Reina, Sombrerería y Jofrens. Su
carácter tradicional y entrañable queda fuera de toda duda y por eso se la
llamó la “Puerta del Sol” valenciana. Anteriormente se la llamó “de la Cordonería”,
“Bonetería”, “Nova”, “Capuchers” por los gremios que allí se asentaban y
“Linage” por el general carlista. El nombre de la plazuela viene obviamente por
la cercana iglesia de Santa Catalina, templo que fue mandado construir por el
rey conquistador y que fue ampliado de su primitiva fábrica gótica por el
gremio de tapineros en torno al año 1300. Es la única iglesia antigua de
Valencia junto con la catedral que cuenta con girola tras el altar mayor. Tras
una intervención para dotarla de un aire neoclásico, dos incendios fueron la
oportunidad para que sobre el año 1950 se le devolviera su antiguo esplendor
gótico. Como la demarcación de esta iglesia era tan amplia que llegaba hasta el
poblado de Campanar se le dio el nombre de esta santa al torreón de la muralla
que estaba en lo que hoy conocemos como I.V.A.M. La esbelta torre barroca del
templo sustituyó a uno situado a los pies de la iglesia y en el año 1902 se
suprimió como parroquia para ser trasladada a la de San Agustín. Aparte de sus
archifamosas horchaterías, quiero mencionar aquí que en la pared del templo
tuvieron su lugar las famosas emparedadas, mujeres que abandonaban la vida del
mundo y se recluían entre cuatro paredes siendo alimentadas por un ventanuco.