La Plaza de Sant Bult tiene accesos entre otros por la Calle del Músico Iturbi y la Calle Jovellanos. Está enclavada en lo que fue la Xerea musulmana, campo abierto para orar, pero convivió con ser el centro de un barro cristiano como fue el barrio de Sant Bult. Anteriormente tuvo los nombres de Perpinyá, por ser habitada por esta familia, y de Félix Beltrán de Lis, que fue un ajusticiado por alzarse contra el General Elio. Pero desde el año 1538 tiene la denominación actual en virtud de un hallazgo que se produjo en tiempos de la Conquista. Y es que en unas caballerizas próximas al Temple se produjo un incendio y un albañil vecino acudió a sofocarlo, viendo una losa que tapaba un pozo y donde encontraron una imagen de madera tallada de Jesucristo muy singular. Esta medía unos tres palmos y estaba coronada con una tiara pontificia y con un cáliz bajo uno de sus pies. La devoción popular a esta talla arraigó de inmediato y hoy tiene su sede en una casa social de la Calle En Blanch.