En su origen no existía la Plaza de San Vicente Ferrer pues en su centro existía una manzana de casas conocidas como “la isla” que fueron derribadas en el año 1772 y que dieron lugar a una plaza llamada de la Congregación. Su nombre vino porque allí recaía la gran fachada de la Iglesia que fue de la Congregación del Oratorio, proyectada por el Padre Tosca, y que hoy se dedica a Santo Tomás Apóstol y a San Felipe Neri como fundador de aquella congregación mencionada. Anteriormente, esta Iglesia de Santo Tomás se hallaba en la Calle Avellanas esquina con Cabillers. Con acceso por las Calles del Mar, Comedias, Trinquete de Caballeros y Conde de Montornés, se llamó en tiempos dels santets por existir un altarcillo con figuras de yeso y de las Cortes Constituyentes en el periodo de 1841 a 1844. Con la Desamortización , se tuvo que abandonar la iglesia y convento de la Congregación para ser ocupada por la actual iglesia. En el centro de esta plaza existe una fuente con una figura femenina cuya agua es vertida por cuatro aves y por ello es conocida popularmente como “Plaza de los Patos”. Hay que decir que la antigua puerta de la Xerea, que da nombre también a este barrio, estaba situada justo en la puerta de esta iglesia, así como también la sucursal del Banco de España que en el año 1918 se trasladó a su sede de la Calle de las Barcas. Finalmente, en el año 1931 fructificaron las gestiones para que esta plaza fuese dedicada al gran santo valenciano dominico bautizado en la pila de la iglesia de San Esteban y al que se llamó “Gran Apóstol de Europa” y el “Angel del Apocalipsis”. Conocido por innumerables milagros , su participación en la solución al “Compromiso de Caspe” y al “Cisma de Occidente” fue decisiva. Falleció finalmente en la localidad francesa de Vannes.