Se da este nombre a una de las plazas más antiguas de la Ciutat Vella aunque su nombre sea actual porque responde a uno de los actos conmemorativos del Quinto Centenario del nacimiento del humanista valenciano Luís Víves que organizó el Ayuntamiento de Valencia en el año 1992. Y es que como Vives murió en la ciudad de Brujas, en Bélgica, Valencia la quiso inmortalizar en este rincón tan tradicional. Nuestro inmortal humanista llegó a decir “que tengo a esta ciudad de Brujas la misma inclinación que a mi Valencia y no la nombro con otra voz que patria mía porque ha catorce años que habito en ella y me he vuelto aquí como a mi propia casa”. Y es por eso que Valencia trasladó a este lugar de la plaza en la fachada principal de la Parroquia de los Santos Juanes el busto en bronce de Juan Luís Vives que estaba en el jardincillo de la Plaza de los Pinazo. Hay que recordar que en la antigüedad este lugar fue el “fosar” o Cementerio de San Juan que fue consagrado en Junio de 1395 y por eso se llamó así esta plaza. Esto nos recuerda que en tiempos pasados los cementerios se hallaban en el entorno de las iglesias parroquiales y muchas viejas calles tenían por rótulo el de su vecino cementerio...