El maestro Anselmo Clavé, que da nombre a una céntrica calle entre la “Calle de San Vicente Mártir” y la “Calle del Músico Peydró”, fue un notable pianista catalán, fundador del Orfeón de la Vega, que da un interesante rótulo de bronce a esta vía. En esta zona estuvieron los solares de los históricos Convento de San Gregorio y de la Congregación de Adoratrices del Santísimo Sacramento que hoy ocupa el Teatro Olimpia. En 1489 ostentaba el rótulo de “cistellers”, dedicación esta del mimbre común del entorno y con mucha anterioridad obtuvo el nombre de “repenedides” o “arrepentidas” pues aquí estaba la casa donde hallaban vocación religiosa mujeres que anteriormente tuvieron una vida mundana. En el año 1600 esta Casa de las Arrepentidas se convirtió en el Convento de San Gregorio el Magno y por ello se llamó “Calle de San Gregori” y después “del torno de San Gregorio”. Este torno permitía la relación del convento con el exterior.